jueves, 5 de abril de 2007

Coaching para pymes: el reconstituyente empresarial

A menudo las empresas invierten esfuerzos y mucho dinero para superar etapas de su desarrollo, buscando en el exterior aquello que muy fácilmente encontrarían en casa, mediante la re-identificación de su propia IDENTIDAD empresarial.
Porque, díganme: ¿Quién asume el rol del ideólogo dentro de las organizaciones empresariales?. No nos engañemos, abiertamente, nadie. Además, no está demasiado bien visto porque no es rentable. El cortoplacismo resultadista se impone, se diluyen los orígenes, la desorientación está poco menos que garantizada.

¿En qué consiste?. ¿Para qué sirve?

El coaching es un método de trabajo que favorece de manera ágil, múltiples vías de desarrollo y de crecimiento empresarial, porque actúa sin necesidad de contemplar otros aspectos distintos a los de la propia empresa y sus anhelos.
El coaching ayuda a los responsables de los destinos de una compañía a identificar sus potencialidades, de manera que dejen de andar desnortados para disponerse a escoger la mejor opción y cómo realizarla.
El coaching permite al directivo transitar por estadios propios de las esencias de la entidad que, por si solo, nunca suele visitar. El coach, manteniendo la distancia crítica y el temple del buen explorador, invita a su cliente a recuperar todas las capacidades en desuso ó eclipsadas y los ingredientes que configuran su ADN empresarial.

Perfil del cliente-tipo

Nuestras pymes, a menudo de origen familiar, fuertemente arraigadas, en buen estado de salud financiera y con el riesgo evidente de estancamiento que ello comporta, con frecuencia viven situaciones que conllevan que -en la práctica- todo acabe dependiendo de la figura del hombre orquesta (directivo familiarizado con la espada de Damocles, agobiado por la falta de tiempo y sus flirteos con la presión; en apariencia pletórico y sin embargo, víctima silente de su soledad)
Nuestro héroe no suele recurrir a la ayuda de un coach, porque no conoce a ninguno o porque piensa que no está a su alcance o bien piensa que no resulta apropiado a su situación.
Precisamente por su facilidad de planteamiento y sobre todo por su condición de “traje a medida” el coaching no conoce contraindicaciones y está indicadísimo para empresas cuyo crecimiento desborda el concepto bajo el que fueron creadas (muchas veces sin un plan demasiado definido).

Fases del proceso de coaching

Aunque nunca se trata de algo exacto, la secuencia bien pudiera ser como sigue:

EL PROLOGO: Primer contacto que suele ser al teléfono y a iniciativa de algún miembro de la cúpula que desea dejar de sentirse por más tiempo atrapado en un paisaje, ciertamente confortable, pero no exento de riesgo.
EL INICIO: La siguiente entrevista, ya en casa del cliente, nos permite elaborar un diagnóstico de aproximación y proveer un buen feedback. Con extrema delicadeza, se procede a situar y comprender su propio punto de partida. Esto le ayuda a tomar conciencia de su laberinto y como encontrar la salida, si lo desea
EL COMPROMISO: Un proceso de coaching conlleva complicidad, capacidad de adaptación y, por supuesto, dedicación de nivel. Se pacta un periodo de acompañamiento, ajustando el ritmo de entrevistas y los honorarios.
EL PROYECTO: El cliente formula lo que -a su entender- constituye su principal finalidad y el coach, sin abandonar en ningún momento la distancia critica, se erige en el sherpa de sus elecciones, incorporando todo aquello que concrete un compromiso, que lo impulse a la acción.
EL DESARROLLO: A partir de las las áreas de pericia identificadas por el cliente, le ayudamos a ordenar prioridades, le acompañamos en la toma de decisiones, sin decidir jamás por él. Él mismo modela sus propios antídotos, ante eventuales recaídas. De esta manera, se desbloquean todos aquellos mecanismos que impedían tomar iniciativas, porque se han levantado las barreras
 LA METAMORFOSIS: Aparece un caudal de recursos de manera que lo que parecía árido desierto deviene oasis de gran fecundidad creativa que le proporciona nuevas pautas. Entramos en un contexto de transformación que el propio interesado va regulando de acuerdo con su ritmo de toma de conciencia. Recuperada la IDENTIDAD empresarial, el cliente compromete su trayectoria y decide liderar su propio proyecto, fijando plazos de ejecución.
FIN del proceso El coach invita al cliente a descorchar lo mejor de su cosecha y le ofrece un plan de seguimiento


Observaciones importantes:
-Para que el proceso resulte operativamente eficaz es fundamental contar con un interlocutor estable, cuya jerarquía valide la de toma de decisiones.
-Al rasgar el envoltorio tan cuidadosamente cultivado durante años por el instinto de supervivencia empresarial, se ha abierto la caja de Pandora. ¡Ojo! Porque da inicio un periodo de profunda reflexión, propicio al extravío y con cierta tendencia al alarmismo, así como otros síntomas de crisis interna de identidad. ¡Que no cunda el pánico!