viernes, 23 de marzo de 2007

zona de confort

Cada especialidad suele generar su propia jerga. En el ámbito del coaching, “zona de confort” es una expresión de las más arraigadas, porque con este eufemismo se define muy gráficamente el acomodo de las personas a un determinado universo particular, con la mayoria de mecanismos generadores de motivación anestesiados y con pasaje (sólo de ida) hacia el estancamiento.

Se trata de aquel sibilino conjunto de límites íntimos, tácitamente aceptados, que la persona acaba por confundir con el marco ajustado a sus propios problemas, a su sitio en la vida, fuera del cual deviene excepción la toma de iniciativas.

Sabido es que cuando se abandona el camino más frecuentado suelen aparecer grandes extensiones de territorio virgen susceptibles de ser exploradas.
Tampoco hace falta ir muy lejos. Basta con desmontar los falsos andamiajes (zona de confort) sobre los que uno ha montado su existencia y decidirse a transitar por zonas ajenas a los itinerarios habituales.

El coaching, a través de un proceso que no suele requerir más allá de seis meses, resulta muy eficaz para superar la resistencia al cambio y vislumbrar nuevos horizontes.

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