De un día para otro
Curiosa y ambivalente expresión que -en un instante- puede cambiar su sentido, según donde pongamos el acento de la intencionalidad.
Asi oiremos: "Lo voy posponiendo de un día para otro", sin razones aparentes o mediante excusas baratas. Evidentemente, todo nos hace pensar en algo que se atrasa o pospone crónicamente, postergación, extravío, retardación, rodeo, detención, tropiezo o dispersión.
Por el contrario, si leemos: "Lo resolví de un día para otro" nos resulta indicativo de prontitud, asunto zanjado, situación corregida , objetivo conseguido o logro alcanzado.
La raíz común es el MOVIMIENTO: en el primer caso, nos mantenemos siempre con un pie atrás, en el segundo se ha producido un cambio que desvanece la inacción y hace que experimentemos una reconfortante satisfacción.
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